El evento tuvo lugar el pásado día 7 de Septiembre y ni que decir tiene que iva a ser mi primera toma de contacto con una prueba de natación. La "preparación" que he llevado a cabo para la misma ha sido prácticamente nula, y se limitaba a 15 ó 20 minutos de chapoteo casi a diario en la playa los cuales me servían para ir tonificando la musculatura perdida en mis piernas.
La verdad es que cuando llegué y ví el circuito de 1.300 metros pensé que se habían equivocado y que aquello era más bien "La travesía del Estrecho". Lo primero que se me pasó en ese instante por la cabeza fué sentarme en un chiringuito, tomarme una cervecita y ver los toros desde la barrera. Pero eso fué solo un instante, porque realmente yo a lo que había ido era a "torear". Así que una vez confirmado por la organización que había "lancha escoba" y que no me dejarían de ahogarme, me diriji hacia la carpa para recoger mi ridiculo gorrito de natación rojo (con lo chulas que son mis gorrillas de correr), me rotularon en ambos brazos mi número de dorsal, y me puse ha realizar unos cuantos nados de calentamiento.
La salida de la prueba ya presagiaba el "tormento" que me quedaba por delante. "To quisqui" corriendo para el agua y yo andandito a la pata coja. Primeras brazada, primeras patadas y se me montó un tendon de la planta del pie izquierdo, teóricamente el bueno, que me tuvo a mal traer todo el resto de la prueba.
No había marcas que batir (no puse ni el crono), ni ritmos que mantener, ni estrategia seguir. Solo un único objetivo: terminar sin perecer en el intento. Había que terminar "sí o sí". No podía permitirme que mi hasta entonces alicaida moral sufriera otro varapalo.
Y así lo hice, después de 34 "minutazos", y entre gritos y palmas de ánimo (jamás me habían jaleado tanto), traspasé aquel arco de llegada con los brazos en alto. Al volver la vista atrás no me seguía nadie, había llegado el último. Pero la satisfacción tan grande que me llevé, estoy convencido que no se la llevó el primero.
Prometo que volveré a repetir la experiencia acuática, pero para la próxima con una preparación adecuada. Así que desde ahora saco los cuhcillos y me pongo a afilarlos.
Ahhh !! se me olvidaba, al final me senté en el chiringuito y esta vez sí, me tomé la cervecita.
P.D.: Como no he podido encontrar fotos mías del evento, os dejo la estas en las que también había agua a manta.